Fue
mucho, y es fácil de explicar. La paridad que demostraba la tabla hasta ayer,
fue borrada de un plumazo, y fue enorme la diferencia que hubo entre Ever Ready
y Social. El desarrollo lo dijo todo, y el 2 a 0 que se llevó el blanquinegro, grafica en
cierta medida el abismo futbolístico que hubo entre un equipo sólido, sin
fisuras y con un juego aceitado, ante otro apático, sin ideas y hasta a veces
inocente.
Pesó la experiencia y el rodaje de un Ever
Ready que pareciera jugar de memoria, que no tuvo fisuras en ninguna de sus
líneas y que cuando apretó el acelerador no goleó porque no quiso. Social
entregó un papel de invitado y no le dio para más. Se mostró incisivo al
principio, pero fue tibio, y cuando intentó algo en el segundo tiempo chocó
siempre con la imposibilidad de encontrar al goleador Federico Roncoroni,
“devorado” por la marca de Sebastián Suárez.
La
tarea de Ever Ready se basó en buscar las mejores opciones y no desesperarse,
apoyado en el andamiaje que supo construir Jonathan Márquez desde su trajinar
incansable desde la mitad de la cancha, con el despliegue de Lanfranchi por un
lado y de Milano por el otro. A ellos se sumó Gelmini, y Salinas que apareció
un par de veces y fue letal.
Lo
mejor de Social fue en los primeros cinco minutos, cuando se mostró despierto
ante un rival demasiado atado. En ese pedacito de partido, el equipo de
Auciello estuvo al borde de encontrar el gol en dos chances de Sebastián Soria,
que con intermitencias fue junto a Leandro González lo mejorcito de los de la
calle Mitre.
No
le costó mucho a Ever Ready entrar en ritmo, y cuando lo hizo se adueñó del
partido definitivamente. Controló espacios y tuvo la pelota, y en una enorme
jugada de Salinas que arrancó de izquierda a derecha dejando cuatro hombres en
el camino, cedió para Gelmini y éste definió fuerte y cruzado para el 1 a 0 cuando iban 23 minutos.
Con
todo a su favor, el equipo de Irazábal hizo del control del partido casi un
arte, mostrándole los dientes a un pobre Social que no tenía alternativas,
salvo en las subidas permanentes de Leandro González, que casi siempre quedaba
solo en su aventura. Ante esa pasividad, no extrañó que a los 40’ llegase el segundo con una
corrida de Lanfranchi que tomó a toda la defensa mal parada, y con el volante
yéndose a las barbas de Calabrese para estampar el 2 a 0 que le ponía el telón a
la primera etapa.
Gran
parte del complemento estuvo demás, porque allí Social intentaría alguna muy tibia
reacción y Ever Ready controlaría todo, y hasta tendría tiempo de relajarse.
Pero cuando quiso ser audaz lo logró y estuvo a punto de convertir el tercero,
pero Gelmini no estuvo fino y entre Calabrese y el poste, ahogaron sus
definiciones.
No
hubo equivalencias. Ever Ready fue enormemente más que un Social al que le
faltó de todo, y allí radicó la gran diferencia entre un equipo que sale de
memoria y otro al que le falta mucho para pelear arriba.